Habiendo sido tocado por el romanticismo otoñal compusé este videopoema:
Se inició el intempestivo Otoño.
No fue hasta Noviembre que nuestras pupilas se dilataran ante la primera hojarasca.
Fue el color marrón antecedido por el amarillo quien despertó nuestra atención.
Pronto nos arrebujamos en el sofá mientras la lluvia se acompasaba con el ruido de la tele.
Ni frio ni calor.
Ni temblor ni sudor.
Bajo un sol que no calienta los gorriones persiguen los infantiles gusanitos de los niños, los cuales se divierten dándoles patadas a las hojas secas.
¿Quién espera la magia invernal sino los poetas y los fantasiosos?
¿Qué voy buscando mientras camino sino la esencia del Otoño reflejada en un charco o en el sabor de la humedad?
Y al llegar a casa me doy cuenta de que he caminado lento, que llego tarde a la cena pero no estoy cansado y si hambriento tras la batalla de ramas con un nuevo amigo, el amigo de aquel día de mi bella juventud donde fui un enano.
Sabía cuál era la pandilla que fumaba porros, pero no me acerqué a ella simplemente por mi consciente negativa a madurar, ya era para mí muy sicotrópico el atardecer y mi soledad daba vueltas sobre sí misma.
Nadie sabe mejor que yo que hay debajo de las piedras, mi ropa va muy frecuentemente a la lavadora.
Escribo esto humildemente aburrido porque la luna no sale hoy por el lado hacia el que está orientada mi ventana.
Ya son las 2 de la madrugada pero no jugaría al Scalextric de poder hacerlo.
Sueño que mañana seré capaz de hacerme amigo de una ardilla.
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